Conocido por los televidentes cubanos como Pablo en Vidas cruzadas y, recientemente, como René en El rostro de los días, Roberto Espinosa ha transitado ya por el cine, el teatro y el modelaje. Su excelente interpretación en la más reciente telenovela le hizo experimentar, entre otras vivencias, ofensas y burlas de espectadores que no supieron distinguir entre ficción y realidad. En esta ocasión, sin ningún papel que encarnar, tenemos a Roberto Espinosa, un joven de 28 años al que también le interesa la protección animal.

¿Desde qué edad a Roberto Espinosa le gustan los animales?

Creo que desde bien pequeño. Recuerdo mi primer perrito: Patato, que, por cierto, no era de raza y del cual aún conservo una bella foto.

Según tu carácter, ¿con qué animal te identificas y por qué?
¿Has tenido animalitos? ¿Cuáles han sido? ¿Cómo han marcado tu vida? ¿Algún recuerdo especial? ¿En alguno de los personajes que has interpretado estuviste cercano a la temática de los animales? ¿Te gustaría alguna propuesta que te vincule más a los animales?

Siempre me he identificado con los gatos, felinos en general. Son muy independientes, saben moverse ligero y con precisión, saben cuándo necesitan cariño y ser ariscos en ocasiones.

En la actual telenovela se vieron algunas luces sobre la temática del amor y el respeto a los animales; influyó mucho la dirección de Nohemí Cartaya y el aporte de personajes como Samuel, interpretado por Damián Alonso. Las personas agradecieron mucho las escenas que transmitían una enseñanza en cuanto al tema. ¿Ves estos hechos con los mismos ojos? ¿Qué piensas de estos pequeños pasos en torno a la protección animal en la televisión cubana?

Sí, he tenido perros, gatos, un cacatillo, jicoteas… Tener un animal es una responsabilidad y es, en parte, porque uno tiene que saber criarlo, educarlo y alimentarlo como si fuera un hijo.

Desde tu visión, ¿cuánto crees que significa la aprobación en noviembre de un decreto ley de bienestar animal, una norma por la cual se viene abogando hace más de 30 años?

Hasta ahora no he tenido la oportunidad de trabajar con esa temática, solo un acercamiento con CeDA en la creación de un almanaque para promover la hermosa labor de ese equipo, pero me encantaría un trabajo actoral que abordara la relación hombre-animal y defendiera sus derechos como seres vivos de libertad y protección.

Cuéntanos un poco de tu relación con los animales ¿Te gusta pasar tiempo con ellos? ¿Cuánto significa para ti su compañía?

Deben ser más, aún nuestro país no ha encontrado ni ocupado debidamente la solución para evitar que tantos animalitos indefensos deambulen por las calles y corran la peor de las suertes en algunos casos. Creo que debiéramos inclinarnos al sistema de los Países Bajos y ver cómo hay una educación en la población sobre esto y cómo es imposible ver animales callejeros y, mucho más, que puedan ser dañados por el hombre.

De las acciones que imaginas que hacen los protectores de animales en Cuba, ¿qué te gustaría hacer o lo que más admiras?

Me parece un gran avance, solo que ojalá no quede en papeles, sino que se vea el cambio, que se eduque desde el hogar, en los medios masivos, en las ESCUELAS… ¡qué se cumplan! Cuando se vea el cambio, se podrá decir que hay cultura y que esos 30 años de espera no fueron en vano.

¿Si pudieras involucrarte más en el trabajo de protección animal en Cuba de qué forma lo harías?

Realmente creo y confirmo que es necesario que un animal, en muchas ocasiones, forme parte de nuestras vidas. Los animales demuestran un cariño sincero, no tienen filtros, a diferencia del ser humano. Ellos nos dan el placer de sentir al agradecimiento y afecto de quien se siente protegido y cuidado, incluso el gato, tan rechazado por muchos, es uno de mis preferidos. Si llegas estresado del trabajo o del ritmo diario, con solo acariciarlo el animal te inspira relajación y te libra de ese peso. Ellos te hacen reír, aunque hagan travesuras. Si es tuyo, lo entiendes como si fuera un hijo más, ¡es increíble la relación que se puede establecer! y ellos, aun sin tener la habilidad de la razón, entienden de emociones.

Me gustaría formar parte de las campañas y promover más su trabajo, sobre todo en las adopciones. Junto a CeDA he visto cosas realmente bellas y conmovedoras historias de muchos adoptando a animales que la mayoría de las personas habrían dado por perdidos, ¡eso!, promover más las adopciones de muchos animales indefensos sin hogar.
Lo que más admiro es cómo los que se reciben en muy mal estado de salud logran rehabilitarse y disfrutar de la vida, ¡es bello! Lo que sigue siendo una pena es que las atenciones y sus cuidados especiales sean muchas veces tan caros, o que no existan más centros veterinarios para la población; esos son problemas a resolver.

Por supuesto, a través de mi carrera y fuera de ella; promover la protección animal, formar parte de una ONG, tener el placer de que si mi voz es escuchada, siempre dedicar mensajes al bienestar de los animales.
En mi caso, me preocupa el rumbo que está tomando nuestro planeta, aunque se vean cambios a nivel internacional. Creo que nunca será suficiente advertir sobre el cambio climático, las tantas especies en peligro de extinción y las que ya se extinguieron que mis hijos no conocerán, de la contaminación del medioambiente y el riesgo que corren muchas especies en su hábitat natural por las consecuencias irresponsables del hombre.